Probablemente los
lectores ya estén en conocimiento de la noticia sobre los comisarios que el
Vaticano está enviando a los Heraldos. Y muchos nos han preguntado qué está
sucediendo.
Tampoco nosotros sabíamos de esta situación. La Visita Apostólica (la famosa ‘investigación’) ya había sido concluida hace más de un año. Los visitadores, luego de recorrer todas las casas de los Heraldos en el mundo entero, se limitaron a presentar ocho preguntas por escrito, que fueron respondidas en un informe de 500 páginas y más de 40 volúmenes con documentación anexa. Finalmente, autoridades de la Iglesia informaron que nada había sido encontrado para incriminar a los Heraldos.
Tampoco nosotros sabíamos de esta situación. La Visita Apostólica (la famosa ‘investigación’) ya había sido concluida hace más de un año. Los visitadores, luego de recorrer todas las casas de los Heraldos en el mundo entero, se limitaron a presentar ocho preguntas por escrito, que fueron respondidas en un informe de 500 páginas y más de 40 volúmenes con documentación anexa. Finalmente, autoridades de la Iglesia informaron que nada había sido encontrado para incriminar a los Heraldos.
Sin embargo, es conocido
el perfil del cardenal que comanda la Congregación para los Institutos de Vida
Consagrada: en los últimos años, ha pulverizado algunas instituciones
promisoras en Europa. Entonces, dado su modo imprevisible, y por no ser muy
inclinado a motivar jurídicamente sus actos, muchos Heraldos creían ser
cuestión de tiempo para que él volviese sus cañones contra la entidad. Sólo
que, en este caso, la situación podría ser peculiar, ya que, teniendo en vista
el perfil combativo de los Heraldos, habría riesgo de un tumulto imprevisible
(o por lo menos, aumentar los muchos que ya existen en la Iglesia en todo el
mundo).
Todo estaba en un impasse, hasta que, recientemente,
comenzaron a surgir nuevos reportajes contra los Heraldos (en el portal
Metrópoles y en la moribunda Isto É) – dígase de paso, todos ellos estimulados
y promovidos por los integrantes de la secta anti-Heraldos, que ahora cuentan entre sus filas a
David Ágape (Metrópoles) y Julio Ferreira ‘Ferrari’ (este último prácticamente
convertido en su gurú).
Después de estos reportajes “periodísticos”, vino el anuncio del comisariado.
Después de estos reportajes “periodísticos”, vino el anuncio del comisariado.
Muchos clérigos en Roma
dicen que el perfil del actual pontificado es profundamente aficionado a la mass media. Y aquí nos preguntamos: ¿estos
“reportajes” estimularon la decisión del comisariado, o se combinó previamente
la publicación de estas materias, para preparar el terreno y levantar
nuevamente una polvareda ya disipada? Quedamos con aquella duda de quién está
primero, si el huevo o la gallina… Todo indica que la segunda opción sería la
más probable, pues supimos ahora, en los ambientes de la oposición, que desde
la Pascua de Resurrección ya se daba por seguro que el comisariado vendría.
Además, apenas 24 horas después de la noticia oficial del comisariado, una
nueva catarata de calumnias fue caprichosamente publicada por Metrópoles. Mas
coordinados, imposible.
Finalmente, los
detractores de los Heraldos ya estaban bien informados por los directores de
los comisionados, y esto, de hecho, deja en claro la falta de imparcialidad de
todo este proceso.
Por otra parte, según
supimos por nuestros “contactos”, que aquello que sería una noticia áspera, terminó
siendo considerada buena.
Los comisarios escogidos
son amigos de antigua data de los Heraldos. El jefe de la comisión es nada menos
que Monseñor Raymundo Damasceno, un mineiro
[natural de Minas Gerais, Brasil], viejo conocido. Tenemos varios amigos en
común. O sea, nos estamos sintiendo totalmente “en casa”.
Sabemos que Monseñor Raymundo cumplirá su misión siendo inmune a las embestidas de la secta anti-Heraldos. En realidad, nuestros enemigos sobreviven en base a la histeria y al sensacionalismo, y no nos impresionamos con estas cosas.
Sabemos que Monseñor Raymundo cumplirá su misión siendo inmune a las embestidas de la secta anti-Heraldos. En realidad, nuestros enemigos sobreviven en base a la histeria y al sensacionalismo, y no nos impresionamos con estas cosas.
El mineiro privilegia los valores perennes en detrimento de las olas
del momento. Mineiro vive en la
penumbra y sabe ver los matices – y por eso no cae en la trampa de las medias
verdades simplistas y mal contadas. Al ser bombardeado de “informaciones
exclusivas” provenientes de la secta anti-Heraldos, él sabrá discernir dónde
están las falsedades.
No podría haber sido
mejor la elección de los comisarios.
Nos preguntamos
finalmente ¿por qué estos simpáticos clérigos fueron designados para investigar
a los Heraldos?
En nuestra humilde
opinión, parece haber sucedido lo siguiente: obviamente el Prefecto de la
Congregación no querría salir como derrotado con este caso. Él precisaba
mostrar poder. Pero, al mismo tiempo, no podía llegar con “una patada en la
puerta”, sin saber qué sucedería -y sobre todo cuando había fuertes indicios de
que todos saldrían perdiendo, comenzando por la propia Jerarquía, que dejaría
de contar con el dinamismo de los Heraldos y aumentaría el desgaste ya visible,
debido a las acciones como el controvertido Sínodo de la Amazonia.
Entonces, tal vez de
forma inédita, al nombrar como comisarios a estos amigos de los Heraldos, el
Prefecto parece haber optado por una solución diplomática, dónde él y los
Heraldos saldrán ganando.
En todo esto, quien
continúa perdiendo es sólo la muchachada del “jardín infantil” anti-Heraldos y sus
respectivos trompeteros mediáticos, los cuales insisten en aumentar el tono de
sus calumnias y difamaciones, y con esto, van cavando cada vez más su propio
pozo ante la Justicia.
Que tengan una buena
semana.