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martes, 19 de noviembre de 2019

¿Qué está sucediendo con los Heraldos del Evangelio?



Estábamos esperando celebrar una semana sin que hubiese noticias hablando de los Heraldos del Evangelio en los medios de comunicación.

Pero no ocurrió.

La revista “Carta Capital” publicó este lunes un artículo diciendo que “la cruzada de Jair Bolsonaro contra la Red Globo y la prensa consiguió un nada despreciable apoyo”, pues los Heraldos del Evangelio estarían demostrando simpatía y afinidad con el gobierno.

También, según la revista, los Heraldos estarían “pasando un mal momento desde que sus secretos fueron expuestos por la emisora ​​más grande del país", y estarían todos ‘acosados’ por la repercusión negativa y también por la intervención del Vaticano.


Esta nueva historia ciertamente fue motivada por el vídeo del "correctivo" que los Heraldos dieron a los reporteros del Programa “Fantástico”dentro de la basílica [de los Heraldos], y también por un vídeo donde el Padre Alex Brito, según la revista, "admite compartir los mismos valores que el gobierno dice defender". Y afirma que las denuncias de los medios no son más que un complot "para socavar el conservadurismo”.

¿Qué tenemos para decir sobre esto?

Primero, siempre supimos que, desde su fundación, los Heraldos han entendido que la Revolución –en el sentido dado por Plinio Corrêa Oliveira – sería combatida de un modo mucho más eficaz a través de las armas espirituales, de los sacramentos, que adhiriendo a esta o aquella corriente intelectual. Como decía el Dr. Plinio, las malas doctrinas nacen de las pasiones desordenadas – por consiguiente, lo más eficaz es dedicarse al apostolado religioso y promover la virtud.

Claro que, en los Heraldos, hay un razonable porcentaje de miembros que fueron integrantes de la antigua TFP, y que, obviamente guardan buenos recuerdos de aquellos tiempos de denuncias contra la embestida socialista y la infiltración izquierdista en la Iglesia católica. Pero ahora tienen otro enfoque, bajo la influencia de Mons. João Clá, y con un SINCERO deseo de armonizar el tono.

Con la aprobación pontificia dada por san Juan Pablo II, y ratificada por Benedicto XVI, los Heraldos se tornaron como los antiguos monjes pre-medievales: viviendo según una regla austera, preocupados en convertir, civilizar y santificar los neo bárbaros del siglo XXI, vienen haciendo labores parroquiales, musicales, culturales, construyendo iglesias y de este modo plantando semillas de una civilización conforme el Evangelio. Todo esto en santa paz.

En el libro ‘Luz del Mundo’, el papa Benedicto XVI afirmó taxativamente que los Heraldos son parte de un renacimiento de la fe católica ante el avance de las sectas.

Hasta que, en cierto momento, entró en escena Mons. Brás de Aviz, un prelado que nutría una casi inexplicable antipatía por los Heraldos –inexplicable porque los Heraldos nunca hicieron nada contra él, pero ‘explicable’ cuando evaluamos su posición ideológica, del estilo ‘teología de liberación’. Este cardenal asumió como prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, y manifestó varias veces que se esforzaría para cerrar esta asociación [Heraldos]. Rechazaba todo y cualquier intento de diálogo –llegó a humillar dos integrantes de la rama femenina de los Heraldos que quisieron aproximarse de él.

Al mismo tiempo, se formaba en las redes sociales una pequeña cuadrilla compuesta por ex integrantes de los Heraldos, TFP e Instituto Plinio Corrêa de Oliveira- de los cuales los más activos pueden ser considerados ‘desadaptados sociales’ sin ocupación definida, con pocos o inexistentes vínculos afectivos, y con una gran dosis de resentimiento. Este pequeño y bullicioso grupo de ex integrantes estuvo unos 5 años hostilizando decenas de ex Heraldos favorables a la asociación.

Para completar el equipo, se sumó el padre ‘Odette’ – que, mientras pasaba por un proceso de decadencia espiritual, y sin tener en cuenta la ley canónica a la cual está sometido, decidió filtrar vídeos internos de los Heraldos, incluidas reuniones de sacerdotes y exorcismos.

Mucha gente gritó y pataleó. Los Heraldos fueron muy diplomáticos y pusieron paños tibios. Los exorcismos estaban de acuerdo con la doctrina católica. Las reuniones eran informales y no representaban la posición oficial de la entidad. Definitivamente no querían conflicto.

Pero esto no impidió que nuestro noble purpurado pusiese en marcha su soñada ‘Visita’ –la cual, según nuestras fuentes, ya estaba preparada, independientemente de vídeos o no, desde 2014…

Al mismo tiempo, la saña de esa cuadrilla de ex miembros vio la oportunidad de un pretexto para unirse y, por lo tanto, dar sentido a sus tediosas vidas. Salieron agitando, aterrorizando y adoctrinando a algunas madres de miembros más novatos de los Heraldos. Una vez ‘convertidas’, ellas pasaron a la delantera visible del movimiento, mientras los ex integrantes se quedaban cómodamente en las sombras, orientándolas.

Mientras tanto, los Heraldos conservaban una posición diplomática.

Uno de los tres visitadores apostólicos (también públicamente izquierdista) dio apoyo y voz a este grupo de descontentos. Y lo orientó a que involucraran al Ministerio Público en la cuestión contra los Heraldos.

Tal vez, para ir calentando motores, el cardenal, desde su sillón en Roma, iba interviniendo y cerrando otras entidades católicas dichas ‘conservadoras’ en varias partes del mundo – y quien analizaba imaginó que él estaba actuando en las periferias para, finalmente llegar un día, donde los Heraldos.

Los tales ex integrantes presentaban, a través de los visitadores, una serie de acusaciones de cuño doctrinario, incluyendo algunas inspiradas en los escritos del fallecido Orlando Fedelidevoción a los fundadores, uso de reliquias, Siempre Viva, Ordo de costumbres, exorcismos, etc.

Todas esas acusaciones fueron explicadas y refutadas.

Los visitadores revisaron todo, y terminaron concluyendo que no había nada condenable.

Los Heraldos se quedaron quietos, no hicieron aspavientos de esa victoria, y continuaron llevando su vida.

Pero los enemigos no se daban por satisfechos.

Frustrados los intentos de enterrar doctrinariamente a la asociación, ellos comenzaron a sacar de la manga un stock más bajo de acusaciones –dicho sea de paso, si son tan graves como dicen, ¿por qué no las presentaron antes, sino solamente después que las otras no resultaron efectivas?

Un audio de un ex integrante que llegó a nuestros oídos decía: "necesitamos encontrar niñas que hagan relatos porque por ahí reventamos a João Clá".

Y así se hizo. Corrieron a la búsqueda y encontraron a algunas personas igualmente desadaptadas como ellos, y las convencieron de haber vivido cosas que ni siquiera ellas recordaban.

Paralelamente a esto, algunas madres especialmente activistas salieron incansablemente para conseguir apoyo mediático.

Durante cerca de tres meses, un verdadero bombardeo de temas, donde acusaciones absurdas recibían una cobertura parcial y prejuiciosa, probaron los límites de los nervios de los Heraldos –y también de sus simpatizantes.

En medio de esta ola, el cardenal en cuestión –Mons. Brás de Aviz- aprovechó para anunciar, sin motivo aparente, una ‘intervención’ a los Heraldos.

Muchos se preguntaban por qué los Heraldos no reaccionaban. Reclamaban por el exceso de diplomacia, que ya se estaba haciendo aburrida, casi irritante.

Hasta que sucedió lo que sucedió.

Dios oyó nuestras oraciones, y los Heraldos cesaron de tolerar agresiones en silencio.

Los Heraldos cuestionaron públicamente la intervención, y señalaron diversas irregularidades canónicas en el decreto que la instauró.

Esto probablemente enfureció a ciertas autoridades romanas. Según circuló entre el grupo adversario, el reportaje del Programa Fantástico habría recibido un especial aval  ‘vaticano’ para ser emitido y propagado.

Los periodistas de la Red Globo actuaron con una deslealtad y un cinismo increíbles, pues probablemente estaban bien ‘respaldados’.

Pero estamos en la era de internet, y nadie más se puede vanagloriar de tener el monopolio de la narrativa.

Ocurrió aquel conflicto en la basílica con los periodistas de Globo, y el comentario más escuchado en internet fue del tipo: ‘esas escenas lavaron mi alma’.

Juzgaban que esto debilitaría a los Heraldos, pero la verdad es que ellos están recibiendo un apoyo enorme de católicos indignados, y hasta de protestantes –esos que fueron espantados del catolicismo por la Teología de la Liberación. Resumiendo, apoyo popular.

Un avispero que estaba “tranquilo” hasta hace un tiempo, ahora está despertando, gracias a la insistencia persecutoria de Mons. Brás de Aviz, de los mass media, y de la cuadrilla de ex integrantes.

Entonces, respondiendo a Carta Capital, decimos:

¿Existe un complot? Sí.

¿Es una persecución ideológica y religiosa? Sí.

¿Tiene que ver con ideología de izquierda y de derecha? También.

¿Los Heraldos comulgan con los mismos valores del actual gobierno brasileño? En aquellos que están de acuerdo con la doctrina católica, ciertamente.

Por lo tanto, nadie de la parte de los Heraldos está “forzando” una interpretación de los hechos. Aquellos que los provocaron durante tanto tiempo –y que ahora se hacen los desentendidos- saben muy bien eso.

¿Y los Heraldos, después de todo, están dispuestos a pelear? Si por supuesto. De hecho, ni siquiera comenzaron. Y la "moral de la tropa" es alta.

Algunos medios de prensa están golpeando sin cesar. Pero recordemos que ellos hicieron lo mismo con cierto diputado de modesto origen político, que hoy ocupa el cargo más alto del país.

Por lo visto, los mass média no aprendieron la lección, y encontramos óptimo que repitieran el método con los Heraldos.

Frente a todo este escenario, en caso que la ‘pax romana’ sea perjudicada, finalizamos con la célebre frase del Capitán Nascimento [en el film Fuerza de Élite]: “póngalo a cuenta del papa”.