martes, 1 de noviembre de 2022

Celebración de los Fieles Difuntos

Desde el segundo siglo, los cristianos habían iniciado la práctica de rezar por los fallecidos.

Era muy común visitar las tumbas de los mártires y rezar por aquellos que los precedieron derramando su sangre en defensa de la Fe.

La Iglesia, ya en el siglo V, dedicaba un día del año a rezar por todos los muertos para los cuales nadie rezaba y de los cuáles nadie se acordaba.

Fue el Abad de Cluny, San Odilón, quién determinó hacia el final del primer milenio, en el año 998 que, en todos los monasterios de su Orden, en la fecha del 2 de noviembre, fuese realizada la evocación de todos los fallecidos "desde el principio hasta el fin del mundo".

Por el siglo XI los Papas Silvestre II (1009), Juan XVII (1009) y León IX (1015) recomiendan a toda la comunidad cristiana a dedicar un día a los muertos.

En el siglo XIII ese día anual pasa a ser conmemorado el 2 de noviembre, porque el 1º de noviembre es la Fiesta de Todos los Santos.

La costumbre de conmemorar los fieles difuntos se generalizó y fue oficializada por Roma en el siglo XIV.

En el siglo XV la Iglesia concedió a los frailes dominicos de Valencia, en España, el privilegio de celebrar tres Misas en este día. Esta práctica se difundió por los dominios de España y Portugal y también en Polonia.

Más recientemente, todavía durante la I Guerra Mundial, el Papa Benedicto XV, en el año 1915, generalizó ese privilegio para toda la Iglesia.

Doctrina Católica

La doctrina católica evoca algunos pasajes bíblicos para fundamentar su posición: Tobías 12,12; Job 1,18-20; Mt 12,32 y II Macabeos 12,43-46, y se apoya en la tradición de una práctica piadosa ya dos veces milenaria. (JSG)

Fuente: Gaudium Press

Se autoriza su publicación citando la fuente.

Fotografía: detalle del Cementerio de la Consolación, Sao Paulo, Brasil. Paysandú.

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