martes, 13 de junio de 2023

El significado y sentido de las reliquias de los santos

Las reliquias de los santos constituyen una fuente de piedad para todos los cristianos, siendo objeto de veneración, al tratarse de restos de aquellos que ya gozan de la gloria eterna.

Las reliquias

La religiosidad popular cuenta con varias fuentes de inspiración para encontrarse a sí misma. Una de ellas, y de no poca relevancia, son las reliquias de los santos y, de modo particular, las reliquias de Nuestro Señor Jesucristo.

El Catecismo de la Iglesia Católica dedica su punto 1674 a la religiosidad popular, y señala que “El sentido religioso del pueblo cristiano ha encontrado, en todo tiempo, su expresión en formas variadas de piedad en torno a la vida sacramental de la Iglesia: tales como la veneración de las reliquias (…)”, citando como fuentes el concilio de Nicea II y el de Trento.

Ciertamente cualquiera puede inspirarse en una reliquia para llegar a Dios.

Resulta muy gráfico, y nos ayuda a comprender el valor de lo que usó Jesús, el pasaje de la mujer aquejada de una grave enfermedad pero que pensó que con tocar la ropa del Mesías quedaría curada. Cuenta el evangelista que Jesús la curó, premió su fe demostrada por el hecho de que pensara que tocando la ropa del mismo Dios hecho hombre quedaría curada.

Este suceso evangélico y otros similares, así como la consideración de la grandeza del hecho de que Dios se hiciera uno de nosotros, llevaría a tener por santos esos objetos usados por Jesús, a darles un carácter de “mediadores” entre la santidad divina y las necesidades de las almas en este mundo.

¿Qué son las reliquias en la Iglesia Católica?

Son los restos de los santos –y de Nuestro Señor Jesucristo– después de su muerte. En un sentido más amplio, constituyen el cuerpo entero o cada una de las partes en que se haya dividido. Las reliquias también comprenden los ropajes y objetos que pudieran haber pertenecido a Jesús o al santo, o haber estado en contacto con ellos, considerados dignos de veneración.

Desde principios del cristianismo encontramos muestras de veneración a las reliquias: los objetos relacionados con la vida de nuestro Salvador y de los que habrían muerto por la fe como consecuencia de las persecuciones comenzaron a conservarse y a tenerse en gran estima.

De otro lado, el culto a las reliquias ha sido siempre un fenómeno de gran importancia social, económica y cultural. Por el atractivo que han suscitado durante tantas y tantas generaciones. Los lugares donde se han conservado reliquias han adquirido una especial relevancia para el turismo religioso y la piedad popular.

El culto a las reliquias

Desde los inicios del cristianismo el cuerpo ha sido venerado, tanto por el hecho de proceder a su enterramiento, con esa componente de respeto hacia lo creado por Dios para albergar el alma, como por el hecho de contar la historia con casos de cuerpos milagrosamente incorruptos de ciertos santos que han llevado a venerarlos como algo sagrado.

En el caso de Nuestro Señor podemos referirnos a su santa sangre, que, según veremos en otro artículo, se conserva como reliquia y suscita gran interés y devoción.

Igualmente, como decíamos, aquello que usaron quienes serían proclamados santos, y por supuesto lo que usó Nuestro Señor, despertaría la admiración y piedad en los creyentes.

Durante el período de persecuciones en el nacimiento de la Iglesia, el culto a las reliquias estaba totalmente arraigado. Muchos hacían lo imposible por conseguir una reliquia. Se llegaban a pagar ingentes cantidades de dinero por el cuerpo de un mártir o por sus utensilios.

Y, como tantas veces sucede en la historia de la humanidad, surgieron disputas e incluso altercados entre ciudades con motivo de la detentación de reliquias.

Hueso de Santa Rosa de Lima

Las reliquias y la liturgia

Poco a poco fue ligándose la reliquia al sacrificio eucarístico, hasta el punto de que en los primeros tiempos del cristianismo se celebraba la santa Misa sobre los restos de los mártires santos que habían derramado su sangre por el Reino de los cielos. De hecho, las primeras basílicas construidas después de las primeras persecuciones fueron erigidas encima de las criptas donde yacían los cuerpos de los mártires. Más tarde, algunos de estos cuerpos fueron trasladados a las ciudades para depositarlos en templos construidos ad hoc para ello.

Se llegaron a depositar los cuerpos de los santos a modo de reliquia en las puertas de las iglesias: los fieles los besaban antes de entrar. Otro lugar donde se conservaban era en oratorios privados y a veces incluso en casas particulares.

Hubo un momento en que comenzó la práctica de fragmentar los cuerpos de los santos y cuanto usaron para repartirlo entre las diversas comunidades cristianas. Muchos sostenían que, por pequeño que fuera el fragmento, mantenía su virtud y sus facultades milagrosas.

Foto superior: Reliquias de Santa Teresa de Calcuta, exhibidas para la veneración pública, en un relicario.

1 comentario:

  1. Gracias por publicar esta información. Generalmente las personas -por ignorancia- no le damos la merecida veneración a las reliquias de los santos. También hay una campaña malintencionada para desinformar al respecto, diciendo que se trata de idolatría, etc.

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