[…] III – Nosotros también somos viña del Señor
Los comentarios sobre el Evangelio de este domingo quedarían incompletos si limitásemos su aplicación a aquellos que planificaron la muerte de Cristo, o a la humanidad en su conjunto. En la parábola de los viñateros homicidas podemos encontrar una lección para cada uno de nosotros, pues las palabras de Nuestro Señor resuenan para los hombres de todas las épocas históricas. En efecto, la viña a la que se refiere la Liturgia puede ser considerada el alma de todo católico, a quien Dios ama con predilección, al punto de dirigirle la pregunta: “¿Qué podría haber hecho yo por mi viña y no hizo?”